ECONOMIA › ALTA INFORMALIDAD, SALARIOS MARGINALES Y TRABAJO A DESTAJO
Empleo doméstico en el piso
Un estudio del sector publicado por el Indec da cuenta de las condiciones de explotación del trabajo doméstico. La cartera de Trabajo impulsa la regulación del sector, para “que tengan los mismos derechos que cualquier otro trabajador”.
El empleo doméstico registra tasas de informalidad del 81,41 por ciento para el segundo trimestre de 2012, que representa 654.051 personas en esta situación. La actividad ocupa a casi el 10 por ciento del mercado de trabajo y muestra una proporción de empleo no registrado mucho mayor al del mercado en general, que llega al 31,61 por ciento. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, presentó el martes un proyecto que busca regular la actividad. Tomada explicó que “el objetivo es que tengan los mismos derechos que cualquier otro trabajador. Esta no es una política aislada sino que forma parte de un conjunto de iniciativas que buscan ampliar derechos, como la ley que modificó el Estatuto del Peón Rural”.
Los datos mencionados surgen de una investigación a cargo de Fernando Groisman (Conicet-UBA) y de la becaria Eugenia Sconfienza (Conicet), elaborados en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el Indec trimestralmente, entre otras fuentes. El sector del servicio doméstico emplea en total 803.436 personas en todo el país. Esta categoría incluye a los mayordomos, niñeras, amas de llaves, preceptores e institutrices, entre otros. Es realizado principalmente por mujeres, que superan el 90 por ciento de los empleados en el sector.
El total de trabajadores asalariados en la Argentina es de 8.260.774 personas, siendo más de 650 mil trabajadores en el sector doméstico, un 9,7 por ciento del total. De ahí su relevancia en los análisis del mercado, ya que del trabajo no registrado en todo el mercado laboral, el del sector doméstico representa el 25 por ciento.
El proyecto de ley busca regular la jornada laboral, de ocho horas máximas de trabajo, con goce de aguinaldo y vacaciones pagas. Establece que durante la jornada de trabajo los empleadores deberán entregar a los trabajadores la ropa y los elementos de trabajo y una alimentación sana, además de contratar un seguro de riesgo de trabajo. El Ejecutivo ya presentó un marco regulatorio en 2010 y fue tratado en 2011 en Diputados. Logró media sanción de la Cámara, pero no dejó conforme al oficialismo ni a la oposición, y se lo dejó caer sin avanzar hacia el Senado.
Las particularidades de la tarea explican, en parte, la elevada informalidad en el sector. Es un trabajo que se desarrolla a puertas cerradas y por eso suele ser “invisibilizado”. Las obligaciones son difusas, ya que se contrata al personal para desarrollar una multiplicidad de tareas. Para evitar abusos en los horarios de trabajo, el proyecto estipula el pago de horas extra suplementarias, con un recargo del 50 por ciento sobre el salario habitual y del 100 por ciento los días sábados. Esto ayudaría a reducir la cantidad de casas en las que trabajan, ya que el 30 por ciento lo hace en más de una.
El Ministerio de Trabajo también fijó la semana pasada las nuevas remuneraciones mínimas para el sector, que pasó a 19,74 pesos por hora, representando un aumento del 25 por ciento en línea con la suba del salario mínimo vital y móvil. La retribución para una labor máxima de cuatro horas diarias se elevó a 1292,93 pesos. Según la investigación de Groisman, el salario mensual doméstico suele ser en promedio de 964 pesos en el caso de los trabajadores no registrados y de 1800 en los registrados, una brecha de casi el 100 por ciento. La diferencia con los salarios en el mercado laboral en general son grandes, ya que un trabajador en negro cobra en promedio 1770 pesos y los registrados llegan a los 4381 pesos, según el mismo informe.
A partir de la vigencia del nuevo régimen para el sector, las variaciones salariales serían fijadas por la Comisión Nacional de Trabajo de Casas Particulares, integrada por representantes de Trabajo, Desarrollo Social, Economía, los empleadores y las trabajadoras y trabajadores.
De las mujeres que trabajan en el servicio doméstico, el 38 por ciento ocupa la posición de jefa en el hogar, mientras que el 37 por ciento el de cónyuge o pareja, siendo 303 mil los hogares que tienen como ingreso principal el sueldo de empleadas domésticas. En una cifra similar de hogares, el ingreso por trabajo doméstico corresponde a un segundo salario.
En algunas políticas sociales, el gobierno nacional reconoció al servicio doméstico como un sector desprotegido. Por ejemplo, la Asignación Universal por Hijo puede ser cobrada por trabajadores del sector, por más que estén registrados o perciban alguna otra asignación familiar. También se contempla en la AUH que los trabajadores domésticos quedan excluidos de la restricción de tener un ingreso menor al salario mínimo, vital y móvil.
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